El rito de la boda gitana marca que no hay enlace entre los novios hasta que se comprueba la pureza de la novia en un ceremonial que se celebra en privado entre mujeres. El ajuntamiento es un momento tan importante que a veces las novias reservan una vestido más íntimo para la prueba del pañuelo. La ajuntadora o ‘ajuntaora’ como así se hace llamar, comprueba la virginidad tres veces. Por cada prueba se hace un nudo en el pañuelo, tres rosas en total, que son el orgullo del clan. Entre palmas y ovación se corea el «Y Yeli y yeli y yeli». Peladillas de colores, claveles y rosas se lanzan al aire mientras se canta una y otra vez «en un prado verde tendí mi pañuelo, salieron tres rosas como tres luceros. Ay levanta la novia pa arriba, que se despida de su familia». Afuera espera el padre, para acompañar a la novia hasta donde se encuentra el novio. Luego la fiesta continua.
«Yelis y rosas» es un proyecto fotográfico realizado entre 2008 y 2013 que retrata 6 bodas gitanas en diferentes barrios, La Mina, Sant Roc y Sant Cosme donde el pueblo gitano vive en comunidad. En algunas bodas el rito del pañuelo se celebra en la casa de la novia, en otras en el restaurante. Algunas novias se casaron con 18, otras con 13, 14 y 16 años. Todas sienten que el rito del pañuelo es un rasgo característico del pueblo gitano, que las enorgullece y que desean preservar.